domingo, 23 de noviembre de 2014

                                                      I remember these days!


El post de domingo de hoy tiene que ver con algo que todos hemos oído, y seguramente dicho, alguna vez. “Qué bonito, pero qué caro” es un artículo de la revista Kireei en el que se reflexiona sobre el precio y el valor de la artesanía.

Fijar el precio de mis artículos es una de las cosas que más me cuestan: por una parte quiero darle valor a mis piezas poniéndoles el precio que creo que es el adecuado; por otra, intento ponerme en la piel de mis posibles clientes y pensar: ¿yo compraría este collar, este broche… por este dinero? ¡No sabéis lo difícil que es llegar a un equilibrio!


Así que hoy comparto con vosotros este artículo para que reflexionemos todos un poco y nos pongamos en la piel de la persona que hay detrás de ese bolso, ese collar o esos pendientes y valoremos no sólo el gasto material sino todas las horas que ha empleado para que podáis comprarlo y todo el cariño y el cuidado que le ha puesto en cada una de las etapas del proceso. A lo mejor, después de tener en cuenta todo esto, ya no nos parezca tan caro J.

Podéis leer el artículo aquí

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